El valor de tu tiempo: la pregunta que todo emprendedor debe responder ⏳💸

Etiquetas

No hay etiquetas...

No falla. Más de alguna vez, en una reunión o en un café, alguien me ha hecho esta pregunta:
“Mao, ¿cuánto debería cobrar por mi servicio o producto?”

Y es la mejor pregunta que se puede hacer un emprendedor.

La respuesta, aunque técnica, no siempre está en la calculadora: está en algo mucho más personal.

👉 La clave está en cuánto valoras tu tiempo.

No solo en pesos o dólares, sino en lo que ese tiempo representa: vida familiar, hobbies, estudio, descanso, trabajo con propósito.

Si después de entregar un trabajo o un proyecto sientes que invertiste más de lo que valía lo que te pagaron, algo hay que ajustar. No es solo un tema financiero, es un tema de bienestar.

1️⃣ El punto de partida más común: mirar el mercado (y copiar precios)

La mayoría empieza mirando cuánto cobra la competencia:
“Ah, mi colega cobra X, entonces yo también.”

Es un buen punto de referencia, pero no puede ser la base de tu decisión.

Austin Kleon lo resume bien en su libro Roba como un Artista:

“Nada es completamente original. Lo que sí puedes hacer es ver qué están haciendo otros y transformarlo en algo propio.”

Cada negocio es distinto, porque las personas que lo lideran son distintas.

Si copias precios de forma literal, te puedes encontrar con dos escenarios igual de malos:

  • Regalando tu tiempo si cobras menos de lo que realmente vale tu trabajo.
  • Perdiendo clientes si cobras más de lo que el mercado está dispuesto a pagar, sin explicar el valor que aportas.

💡 Consejo: construye tu tarifa de adentro hacia afuera.
Parte de tus costos, tu tiempo invertido, tu nivel de estrés y la complejidad del cliente o proyecto.
Luego, sí, revisa qué está cobrando el vecino.

2️⃣ El cálculo técnico: conoce tus números

Antes de ponerle precio a algo, tienes que saber cuánto te cuesta operar.
No es opcional.

Incluye:
✅ Costos directos: materiales, insumos, horas hombre.
✅ Costos indirectos: arriendo, software, luz, impuestos.
✅ Tu sueldo o retiro: sí, el tuyo también.

Si no sabes esto, estás trabajando a ciegas.

En mf.Asociados nos encanta ayudar en esta parte: cuando tienes claros tus números, dejas de adivinar y empiezas a tomar decisiones estratégicas.

📌 Ejemplo:
Imagina que ofreces un servicio de consultoría y también vendes una guía digital relacionada.

  • Preparar y dictar una asesoría de 2 horas te cuesta tiempo de preparación, software, oficina y tu propia remuneración.
  • Esa misma asesoría se puede “transformar” en una guía digital que vendes muchas veces.

Si cobras $100.000 por la asesoría y $20.000 por la guía, pero tu costo total (horas, preparación, infraestructura) fue $150.000, el negocio recién empieza a ser rentable cuando vendes varias guías adicionales.

Este mismo análisis aplica tanto a productos como a servicios: el costo no es solo lo que el cliente ve, sino todo lo que hay detrás para que exista.

3️⃣ El factor emocional: trabajar a gusto

Una vez que conoces tus números, viene la parte más interesante:
¿Estás cómodo trabajando por ese monto?

Cobrar no es solo matemática, es emocional.

Si cobras menos de lo que sientes que vale tu tiempo, tu experiencia y tu producto, te va a pasar factura:

  • Te sentirás frustrado.
  • Atenderás con menos ganas.
  • Incluso podrías terminar odiando tu propio negocio.

Cobrar más puede incomodar al principio, sí.
Pero esa incomodidad es mucho más sana que sentir que trabajas de más por menos.

💡 Consejo práctico: si te sientes seguro con el monto, aunque creas que es “caro”, probablemente ese es el número correcto.

Un clásico: un servicio técnico especializado que toma 1 hora de ejecución y vale USD $1.000.
El cliente no paga por los 60 minutos, sino por los años de experiencia que permiten resolver el problema en una hora.

4️⃣ El precio como filtro

Cobrar bien no solo mejora tu negocio, también mejora a tu cliente.

Un precio justo y bien explicado:

  • Filtra a quienes no valoran tu trabajo.
  • Atrae clientes más comprometidos.
  • Te permite dar un mejor servicio, porque dejas de estar en modo supervivencia.

💡 Atento a las banderas rojas: si en la primera conversación alguien pide un 50% de descuento, probablemente no es tu cliente ideal. Negociar es válido, pero con respeto por tu propuesta y entendiendo el valor que aportas.

5️⃣ La pregunta final que tienes que responder

En resumen:
¿Qué tan a gusto estás trabajando por lo que cobras y por el tiempo que inviertes?

Si la respuesta no te deja tranquilo, es hora de ajustar.

Y ojo: no siempre es subir precios.
A veces se trata de:

  • Reducir horas de reuniones.
  • Mejorar procesos.
  • Redefinir tu propuesta de valor.
  • Elegir mejor a quién le vendes.

Lo importante es que tus números te permitan vivir bien y optimizar tu tiempo.
Más tiempo para ti, para ir a buscar a tus hijos al colegio, entrenar, aprender algo nuevo o simplemente descansar.

Reflexión final

Cobrar es una de las decisiones más importantes que tomas como emprendedor, y es una decisión viva: tu precio nunca queda “listo”. Siempre hay variables que te obligarán a revisarlo.

Incluso hay momentos donde puede ser estratégico cobrar menos: cuando eso te abre puertas, te conecta con nuevas redes o te posiciona en un mercado interesante.
Pero ojo: úsalo como estrategia, no como costumbre.

🚀 ¿Hablamos de esto para tu negocio?
En mf.Asociados ayudamos a emprendedores y empresas a ponerle números y estrategia a sus decisiones.
Si quieres conversar sobre cómo calcular tus precios, mejorar tu rentabilidad o ganar más tiempo para ti, escríbenos.

Una buena conversación puede ser el inicio de un gran cambio.

Explora Nuestro Blog

Novedades Tributarias, Consejos Financieros y Más

Desplazamiento al inicio