… es tarde y seguimos en la oficina; entre archivos Excel, F22, y carpetas con nombres como “Renta Final FINAL FINAL2”, me tomo un respiro.
Con un café recién servido, y como acto reflejo, abro el blog de mf.Asociados para ordenar un par de ideas que vienen dando vueltas hace semanas. Porque sí, estamos en plena Operación Renta… y el caos está en su punto más alto.
En este período uno revisa cientos —literalmente cientos— de casos. Renta tras renta. Patrimonios grandes, chicos, simples, enredados. Y entre tanto número, me asalta una pregunta que este 2025 me pesa más que en años anteriores:
¿Cuál es el sentido de justicia en nuestro sistema tributario en Chile?
Hoy no voy a hacer un tratado. Solo quiero detenerme en dos temas que —con el debido respeto— ya me tienen hasta la chato!!! Las Contribuciones de Bienes Raíces y el impuesto a la Renta por las Jubilaciones.
1. Contribuciones de Bienes Raíces: ¿Estamos pagando por la casa… o por el castigo de tenerla?
Este impuesto, en teoría, financia servicios municipales, mejoras urbanas y toda esa linda promesa que aparece en los folletos.
En la práctica, parece más una multa por el pecado de haber trabajado toda una vida para tener tu casa pagada.
El reavalúo sube como globo de cumpleaños con helio, los cobros se disparan, y pareciera que tener una propiedad fuera un privilegio medieval.
¿Segunda vivienda? No, amigo, eso ya es territorio de villano de película según el SII.
Ni hablar de los adultos mayores que, con ingresos fijos y bajísimos, siguen pagando contribuciones como si vivieran en Vitacura con vista al Taj Mahal.
Y ojo, esto no le pasa solo a la abuelita que vive en la misma casa hace 40 años. También le pasa al ex ejecutivo que, después de jubilar o salir de su cargo top, ahora gana la mitad… pero paga contribuciones como si aún le transfirieran bonos en USD.
¿Y qué queda para el jubilado promedio, ese que con suerte rasguña el sueldo mínimo con su pensión? Pues lo mismo: pagar. Porque el sistema no distingue si puedes; solo si debes.
2. Jubilaciones afectas a impuestos: ¿En serio?
Después de 40 años de pega, de pagar impuestos como corresponde, de cumplir con cada regla, ¿te jubilas… y te siguen cobrando?
Sí. Aunque no lo creas, las pensiones también pagan impuestos a la renta, siempre que pasen cierto umbral del ingreso no afecto.
¿Y cuál es ese umbral? Uno que no considera costo de vida, salud, medicamentos, ni las ganas de descansar en paz.
No importa si ya tributaste al formar ese fondo.
No importa si hoy ese monto apenas te alcanza.
No importa si estuviste toda la vida dentro del sistema.
El Estado igual mete la mano. Porque para algunos, la jubilación no es retiro… es solo una nueva categoría de contribuyente.
¿Y la justicia fiscal?
Recaudar es necesario, no lo niego. Pero si el sistema no tiene proporcionalidad, ni coherencia, ni un mínimo de empatía, lo único que logra es exprimir al que menos puede defenderse.
Y lo digo habiendo visto cientos de declaraciones, patrimonio tras patrimonio, conociendo la trastienda del sistema. No desde la queja fácil, sino desde la evidencia.
Nunca he escuchado en ninguna reforma tributaria —ni en las propuestas, ni en las fantasías más creativas— una mención real a corregir estos dos puntos.
Nada de justicia tributaria, ni de equidad fiscal con rostro humano.
Pero pienso, sinceramente, que solo arreglando esto ya daríamos un paso gigante hacia una tributación más justa.
En fin. Se enfría el café y vuelve a sonar el celular con un nuevo “¿Me ayudas con mi declaración?”.
Pero al menos, esta pequeña catarsis fiscal queda por escrito.
Nos leemos pronto.
mao