No somos expertos en geopolítica, pero esto igual nos hace ruido (¡y afecta el Excel!)

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Opinión

Van siete días de bombardeos cruzados en Medio Oriente. Ufff… acá pensando un poco, no podemos evitar detenernos, mirar, y sentir algo más que lejanía. A veces pareciera que estos conflictos fueran parte de otro planeta, pero no. Hay personas ahí. Familias, niños, emprendedores, profesionales que hoy ya no tienen casa, clientes ni trabajo. Y eso, aunque esté a miles de kilómetros de Chile, no puede dejarnos indiferentes.

Lo mismo pasa con el reordenamiento del poder mundial. Estados Unidos ya no lidera con la fuerza con que lo hacía antes. Internamente dividido, su política internacional se ve débil, poco clara, reactiva. Mientras tanto, China avanza, sin hacer tanto ruido, pero con decisiones que construyen influencia real. Ahora bien… desde fuera puede parecer un bloque firme y en ascenso, pero lo cierto es que su interna es bien nebulosa: cifras que no siempre se entienden, tensiones sociales no reportadas y un Estado que controla todo, sin permitir que la foto completa se vea. Aun así, mientras otros lanzan bombas, China firma contratos.

¿Y Chile? ¿Dónde queda en este tablero?

Aquí estamos, también viviendo lo nuestro. Las elecciones primarias dejaron más preguntas que certezas, los sondeos presidenciales generan confusión en vez de guía, y el escándalo de las licencias médicas reveló lo frágil que puede ser un sistema cuando se deja estar. Todo eso genera un ambiente donde la confianza se resiente, y con ella, la economía.

Y esto no es teoría. Es práctica. Real.

  • Una exportadora chilena no puede fijar precios con certeza si el dólar está loco y las tasas cambian cada semana.
  • Una pyme que vende hamburguesas (o “burgers”, como prefiere decirle su community manager) ve cómo bajan los pedidos porque la gente anda más cauta, y mientras eso pasa, sus costos suben: los proveedores ajustan precios, el aceite está por las nubes, y la caja no cuadra igual que hace un par de meses.
  • Y un profesional que hoy debe facturar con IVA se encuentra con menos flujo, más trámites y una burocracia que parece jugar en contra: el SII, las municipalidades, los permisos, las patentes… todo exige más, pero ayuda poco.

Todo esto genera un efecto cadena: baja el consumo, se frenan las inversiones, se posterga el crecimiento. Y eso, al final del día, lo siente la panadería del barrio donde compramos el pan al paso, como también el supermercado de cadena que queda dos cuadras más allá. Porque así es este ciclo: lo que afecta al negocio grande, termina alcanzando al chico… y viceversa.

No queremos sonar alarmistas ni pesimistas. Esta es solo una mirada. Una reflexión que nace desde la convicción de que, incluso en medio del desorden, hay oportunidades para decidir mejor. Lo importante es leer bien el entorno, mirar con perspectiva, apoyarse en los datos y no perder el foco.

Sabemos que cuesta —porque el ánimo no siempre está arriba—, pero ahí es donde entra la resiliencia. Hoy más que nunca, un buen negocio no se construye solo con números. Se construye con visión. Con estrategia. Y con buena compañía.

Y para eso, acá estamos.

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